El invierno trae consigo tardes acogedoras en casa y paseos abrigados, pero también puede significar un reto para mantener los niveles adecuados de vitamina D. ¿Sabías que esta vitamina es clave para tu salud ósea, tu sistema inmunológico e incluso tu estado de ánimo? Durante el invierno, la exposición solar disminuye, lo que dificulta que el cuerpo produzca suficiente vitamina D. Esto puede llevar a un déficit con consecuencias como debilidad ósea, mayor susceptibilidad a infecciones y, en algunos casos, alteraciones del estado de ánimo.
En este artículo, descubrirás por qué es tan importante y cómo puedes mantener sus niveles a raya durante los meses fríos.
La vitamina D, también conocida como “la vitamina del sol”, es esencial para la absorción de calcio y fósforo en el organismo, ambos cruciales para unos huesos fuertes. También juega un papel vital en el funcionamiento del sistema inmunológico y la salud muscular.
La vitamina D se presenta principalmente en dos formas biológicamente relevantes: D2 (ergocalciferol) y D3 (colecalciferol).
Por esta razón, la mayoría de los suplementos alimenticios incluyen vitamina D3, ya que proporciona mejores resultados en términos de eficacia y mantenimiento de niveles adecuados.
La principal fuente de vitamina D es el sol. Cuando los rayos UVB entran en contacto con la piel, estimulan la producción de esta vitamina. Sin embargo, en invierno, los días son más cortos, la ropa cubre más piel y la inclinación del sol hace que la cantidad de rayos UVB disponibles sea menor, sobre todo en zonas alejadas del ecuador.
Aunque el sol es la mejor fuente, la dieta también puede ayudar. Algunos alimentos ricos en vitamina D incluyen:
Para personas celíacas o con restricciones dietéticas, como quienes siguen una dieta vegana, es importante buscar alimentos fortificados o considerar suplementos.
En invierno, debido a la menor exposición solar y a la intensidad reducida de los rayos UVB, es esencial adoptar hábitos que ayuden a mantener niveles adecuados de vitamina D. Aquí van más estrategias saludables:
En regiones con inviernos largos o poca luz solar, considera un suplemento de vitamina D3 tras consultar con un médico. La dosis recomendada varía según la edad, el estado de salud y los niveles séricos de vitamina D.
Aprovecha los días soleados, incluso en invierno. Exponerse al sol en brazos, rostro y piernas durante 10-15 minutos al mediodía puede ser beneficioso, dependiendo de la latitud y la intensidad del sol.
La vitamina D es liposoluble, por lo que consumir grasas saludables (aguacate, frutos secos, aceite de oliva) ayuda a mejorar su absorción en el intestino.
Aunque la luz solar en invierno es limitada, hacer ejercicio al aire libre ayuda a maximizar cualquier exposición disponible y mejora la salud general.
La obesidad puede reducir la biodisponibilidad de la vitamina D, ya que esta se almacena en el tejido graso. Mantener un peso adecuado puede optimizar los niveles de vitamina D.
Ambos factores pueden interferir en el metabolismo de la vitamina D, por lo que limitar su consumo puede ser beneficioso.
En algunos casos, especialmente en invierno, los suplementos de vitamina D pueden ser necesarios. Busca opciones que incluyan vitamina K2, ya que esta ayuda a dirigir el calcio a los huesos y evita que se acumule en arterias o tejidos blandos.
Consulta siempre a tu médico antes de comenzar un suplemento para asegurarte de que es adecuado para ti y de que sigues la dosis correcta.
La deficiencia de vitamina D puede pasar desapercibida, pero sus efectos pueden ser serios:
Los niveles recomendados de vitamina D pueden variar según la edad y las condiciones de salud. En general:
La vitamina D se mide en Unidades Internacionales (U.I.) para unificar criterios en la evaluación de dosis y concentraciones, dado que es un nutriente esencial que puede estar presente en diversas formas químicas.
Esta medida permite a profesionales de la salud comparar y ajustar dosis de vitamina D en alimentos, suplementos y medicamentos de manera consistente, independientemente de la forma química del compuesto. Es particularmente útil porque facilita la traducción de dosis prescritas en términos prácticos para los consumidores.
Mantener niveles adecuados de vitamina D en invierno no solo mejora tu salud física, sino también tu bienestar general. Adopta estos trucos y disfruta de un invierno lleno de energía y vitalidad.